Hasta las patillas me tiemblan del cansancio, ¡Ay! Las cinco
y cuarto de la tarde y ningún elemento a la vista… uffffffffff!!! Qué feliz
sería si no fuera porque dentro de diez minutos tengo que empezar a levantar
niños de la siesta para llevar a Julia al Ballet…¡¡¡halaaaa!!! Todos en
comanditaaaa!!! Ahora sí que me tiemblan las canillas nada más que de pensarlo…
¡Cuánto sacrificio hacemos los padres…ayyy!!! Bueno…unos más
que otros. Mi amantísimo esposo, sin ir más lejos, seguro que es de los que
más, que el pobre muchas veces se tiene que “jinchá” de langostinos por ahí con
unos y con otros para que en su casa se puedan comer unas lentejas… eso sí que
es sacrificarse por la familia!!! Angelico mío, por ahí tirado por esas calles
de Dios, hasta altas horas de la madrugada, de parrand…digoooo, de gestión
externa, mientras su mujer está plácidamente en el calor del hogar rodeada de
sus pequeñuelos!!
No, si calor sí que hay, oiga, eso sí que es cierto… menos
mal que al final sí tuve tiempo la otra noche, de dos a tres de la madrugada,
de gestionar lo de los toldos y el otro día me los pusieron… y algo quitan de
calor, sí… ¡¡¡Pero no me llevan la niña al Ballet!!! Cómo será la cosa que
estuve a punto de ligarme al señor que vino a ponérmelos para… que me cuidara
los niños… (se veía muy apañado el hombre, y educado… no le pegaba nada lo de
colocar toldos…) Y es que a mi ya se me está quitando la vergüenza para pedir
ayuda… Ahora que lo pienso, voy a llamar a una vecina que también lleva a su
niña al Ballet para que se lleve a Julia… ea!!! Lo malo es que es la misma
madre que el otro día se olvidó de recogérmela…Ummmm… Bueno, como es llevarla,
no creo que me la descarríe por la calle, no??? Sí, y luego iré yo a por ella
(con toda la jarca, eso sí, pero a una hora más decente).
Con lo fácil y sencillo que sería todo teniendo un esclavo o una esclava en casa (o en su
defecto, uno de cada)… es que sería lo ideal!!
Me ayudaría en todo y estaría en casa las 24 horas: que los niños lloran
por las noches, va el esclavo. Que hay que limpiar, lo hace el esclavo. Que hay
que recoger a los niños del colegio, se lo dices al esclavo. Que mi maridito y
yo queremos salir, el esclavo hace de baby sitter… si es que es ideal de la
muerte!!! Sí… ya me estoy imaginando a mí misma…sí…
Sí…¡¡¡pues no tengo yo fe ni náaaaaa!!! Hala!!! A mover el
culo, que hay que dar meriendas y bajar a la calle, a dar un paseíto, como el
de ayer:
-
¿Qué queréis de merienda, niños?- craso error de
planteamiento de la pregunta.
-
¡¡¡Nada!!!… - yastamosssssss…
- ¿Cómo que nada??? Ejemmm, - voy a probar otra vez -
niños, ¿¿qué queréis de merienda, yogur de beber o leche con galletas???
-
¡¡¡Nada!!!… - Eleeeeeeeee, qué razón tiene la Súper Nanny, hay que saber
formular correctamente las preguntas… aquí me gustaría verla a ella ahora…
-
Bueno… – ahora voy a probar el método Jelenístico -
¡¡¡Quien no se tome un yogur de beber no viene conmigo a la calle!!! - como si
alguno se pudiera quedar en casa solo… afortunadamente todavía no son
conscientes de ello.
-
¡¡¡Jooooooooo!!!!
-
¡¡¡Eso es lo que hay!!! – ¡¡¡Viva la Hegemonía Maternal!!!
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Las gemelas en pleno acto de bebercio |
Al final, se lo toman… una cosa menos. Y de postre unos
gusanitos (es que se estaban poniendo rancios)…muy nutritivos pues se los toman con todas las mijillas adquiridas
del suelo… (cosas que pasan).
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Lucía |
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¡¡¡¡Ummm, así están más ricos!!! |
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Las bichis |
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Ummm, qué ha pasado aquí??? |
Ahora, a terminar de vestirlos, ponerles los zapatos y
peinarlos, para bajar.
Eso ha sido rápido, solo me ha costado una hora y veinte
lloros…
-
Mamá, ¿me puedo bajar la bici? – dice Julia.
-
¿¿¿¿quéeeeeeeee????
- pobrecita, me da pena – bueeeeeno….
-
Y yo???? – dice Juangui. No le puedo decir que no.
-
Bueeeeeeno… - no sé cómo lo voy a hacer!!!
Total, que me veo delante de la puerta del ascensor con
cuatro niños y dos bicis. Sabía yo que para algo me tenían que servir tantas
horas jugando al Tetris…
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Juangui asoma por aquí debajo... |
-
¡¡¡A ver, niños, a comprimirse como os he enseñado!!!
-
¿Qué dices, mami??? – mi Juangui se lo cree todo, el
pobre…
-
Que os metáis en el ascensor…
-
Ahhhh…
El problema es que el ascensor es enano. Y las gemelas
tienen tantas ganas de salir a la calle que se meten las primeras, pero
tropiezan en el desnivel y empiezan a llorar.
-
Ufffffff, ya me están entrando los sudores…
Por fin las meto en el ascensor, pero ahora se ven solitas y
se quieren salir otra vez.
-
Noooooo!!!! Rápido, Julia, bloquéalas con tu bici, que
se salen!!!!
Julia, tan obediente, mete su bici en el ascensor, en
diagonal, y las deja encerradas en el cuadrante noreste. Bueno, en realidad es
un triángulo, pero da igual…
Y ahora Juangui con su triciclo.
El pobre intenta entrar pero como era de esperar, se queda
atrancado con el desnivel, la puerta corredera y el pedal de la bici de Julia…
(qué raro que sea mi Juangui a quien le pase esto…), o sea, que tengo que hacer
uso de mi fuerza hercúlea para subir la parte de atrás del triciclo y encajarla
en el ascensor. ¡¡¡milimétrico!!! ¡¡¡genial!!! ¡¡muy bien!!!
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¡¡¡Contened la respiración, niños!!! |
…Y…esto…ejemmm… muy bonito, pero…ahora yo qué????? ¿¿Dónde
me meto yo???? Ni pensar en bajarme por las escaleras, que a estos les da
algo!!!! Me meto como puedo, con un pie encima de la rueda del triciclo, otro
encima del sillín de la bici y las puertas del ascensor, al cerrarse, me
pellizcan el culo (menos mal que no uso botox…). “Solo son seis pisos, solo son
seis pisos”, voy pensando para no gritar. Por fin llegamos…. ¡¡¡¡lo sabía!!!
Alguien abre la puerta del ascensor bruscamente y por poco no me caigo para
atrás de la descompresión súbita (por no hablar de lo innoble de mi postura…).
Y… por supuestísimo que es el vecino ese tan interesante, ese que cuando nos ve
por la calle sólo saluda a mi marido y a mi ni me mira (qué triste, por
diossssss). Ahora sí que va a mirar para otro lado cuando nos crucemos, ay, qué
vergogna!!!
-
Buenas tardes… – logro decir como si nada, digo!! – venga niños, para afuera.
Lo de sacar a los niños del ascensor resulta algo casi tan
difícil como meterlos. Juangui ya está protestando porque otra vez se ha
enganchado en el pedal en la puerta y en el desnivel ¡¡¡cómo es posible???? Lo
saco, y luego va Julia. Bueno, intenta salir ella, porque en cuanto hay un
resquicio libre, salen disparadas las gemelas. ¡¡¡¡Eeeeehhhh!!! ¿¿ Ahora qué
hago??? ¿¿¿Le suelto la puerta en las narices a Julia o salgo a correr detrás
de las niñas??? (Y luego decía Hamlet que tenía un dilema…¡¡¡sabrá él lo que es
un dilema!!! )
-
¡¡¡¡Juanguiiiiiiii, cuida de las niñas!!!! - sí… tan absurdo como un discurso político,
lo sé.
-
Sí, mami… - angelico mío.
-
¡¡¡Corre, Julia, corre, que se escapan!!! – la pobre
hace lo que puede.
Al final estamos todos fuera del ascensor. Voy corriendo
porque la puerta del portal está abierta. Menos mal que mis niñas no son nada
intrépidas y se quedan paradas.
Uffffff, qué estrés… Todavía no he salido a la calle y ya me
he arrepentido como siete millones de veces (o más)…
Les cojo las manitas a las peques y vamos a la placeta de
detrás del bloque. Allí no hay peligro, que no pasan coches. ¡¡¡no!!! Pero
bicis, balonazos, niños corriendo y demás sí, que no sé yo qué tiene más
peligro…
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Bea se cree que está en un escenario... |
Veo a otras mamás que están sentadas tranquilamente
tomándose un café en la terraza de la cafetería. ¡¡¡Pues no les tengo ninguna
envidia!!! Mírame a mi, qué activa, que no paro ni un segundo y ellas, ahí, tan
quietas, tan paradas, tan….¡¡¡tan a gusto!!!
Estoy detrás de las diminutas todo el rato y en cuanto me vuelvo veo que Julia y Juangui han dejado la bici en el suelo y están jugando
a otra cosa… ¡¡¡Yo los mato!!! ¡¡¡Ni cinco minutos y ya no quieren más bici!!!
¡¡¡con lo que me ha costado bajarlas!!!
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No les faltan nada más que los petas... |
Inspiro profundamente e intento abstraerme. Y tanto me
abstraigo, que no veo a las gemelas!!! ¿¿¿dónde están???
¡¡¡Aypordiosssss!!!! ¡¡¡Ah, pero si están aquí delante, pegadas a mí!!! Creoquetengoquetranquilizarme…
Total que después de un ratazo grande, grande de, por lo
menos, diez minutos, aviso a los niños.
-
Julia, en cinco minutos nos vamossssss!!!!!
-
Valeee…
-
Mamá, nadie quiere jugar conmigo… - ese es Juangui.
-
¿no, hijo??? ¿¿quieres jugar con aquellos niños que son
de tu edad??
-
No…
-
¿¿¿no??? ¿y con aquél niño que tiene una bici???
También es de tu edad…
-
No…
-
Entonces con quiénnnn… - intento controlarme para no
gritarle al niño.
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El pensador... |
-
Puesssssss, con aquellas niñas…
Miro hacia donde me señala y resulta que “aquellas niñas”
tienen por lo menos 12 años y están todo el rato cuchicheándose a la oreja.
¡¡¡Pues no sabe nada el menda!!!
-
Anda, niño, date cuatro vueltas con la bici, (y
despéjate) que nos vamos!!!
Hablo dos segundos con la vecina (la que se lleva a Julia al
ballet) y me dice:
-
¡¡¡Con los cuatro!!! ¡¡¡ Qué estrés!!!
Gracias, gracias, eso es lo que necesito, palabras de aliento… Es que has hecho un curso de “Coaching personal”, no??? Se nota, se nota…
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En una calle del Bronx... |
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¡¡¡Ay qué trabajo es trabajar!!! |
Total, que entre unas cosas y otras, son ya las ocho de la
tarde. ¡¡¡Hala, para arriba!!!
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De vuelta |
Otra quimera para subir. Y hoy además…. ¡¡¡¡toca baño!!!
¡¡¡NOOOOOOOOOOOO!!!!